LA CONCENTRACIÓN ES LA VICTORIA DEL INCONSCIENTE SOBRE EL CONSCIENTE

La concentración simplemente es la eliminación del consciente - yo externo autocrítico, teórico, racional y ordenador - y la adopción del inconsciente - yo interno, natural, innato, práctico y nacido de sí mismo sin dejar a un lado los principios que la siguen aprendidos en los entrenamientos -.

Mostrar las ventajas de abandonar el juicio sobre uno mismo, el exceso de pensamiento y los intentos por esforzarse en demasía - todas formas de auto-control -, incluso si uno está totalmente convencido de la utilidad de acallar al consciente, no nos asegura que el tránsito por el “proceso de aprendizaje natural” resulte algo fácil de conseguir.

Luchar contra la mente es algo que no funciona: lo que funciona es aprender a concentrarla. Incluso, cuando uno ha experimentado los beneficios prácticos de una mente en calma, sigue encontrando que se trata de un estado esquivo. Sigue habiendo un impulso recurrente por pensar en la manera en que ejecutamos los golpes, convertirlo todo en una fórmula y, por consiguiente, llevar las cosas al terreno del consciente, un terreno en donde éste pueda sentirse con control.

Reconocemos en este impulso el persistente deseo del consciente por llevarse el mérito y por ser algo que en realidad no es. Este impulso genera un flujo interminable de pensamientos que distorsionan la percepción y la reacción.

El problema de abandonar el consciente y sus interferencias no es nada fácil de resolver. En última instancia, resultaría bastante difícil lograr que la mente pueda ser controlada por el mero hecho de dejarse ir, es decir, por un proceso más bien pasivo. Para acallar la mente uno tiene que aprender a colocarla en algún sitio. Uno no puede simplemente abandonarla; tiene que concentrarla en algo.

En la medida en que uno alcanza la concentración, la mente se acalla. Al mantener la mente en el presente, ésta se calma. La concentración quiere decir mantener la mente “en el aquí y en el ahora”. Al aprender a concentrar la atención mientras jugamos al tenis, desarrollamos una habilidad que puede mejorar nuestro rendimiento en cualquier otro aspecto de la vida.

En el tenis, el objeto más conveniente y práctico 
para la concentración es la pelota en sí. La mente concentrada sólo capta aquellos aspectos de la situación que son necesarios para llevar a cabo la tarea que tiene entre manos. Esta mente no se distrae con otros pensamientos o hechos externos, está totalmente absorta en lo que importa “aquí y ahora”.

OBSERVANDO LA PELOTA
Observar la pelota quiere decir centrar nuestra atención en ella. La forma más efectiva de aumentar la concentración mediante la vista consiste en concentrarse en algo sutil, en algo que no se puede percibir fácilmente. Observar las líneas curvas de la pelota produce interesantes resultados. Al poco tiempo, el jugador descubre que está viendo la pelota con mucha más claridad que cuando sólo la miraba. Hay que observar la pelota desde el momento en que sale de la raqueta de nuestro oponente hasta que llega a la nuestra.
Como consecuencias naturales de la verdadera concentración, algunas veces la pelota comienza a parecer más grande de lo que es o que se está moviendo más lentamente. En la medida en que la mente se preocupa por las líneas curvas de la pelota, deja de interferir en los movimientos naturales del cuerpo.
Las líneas curvas de la bola están siempre “en el aquí y en el ahora”, y si la mente está concentrada en ellas, se evita que viaje hacia el pasado o hacia el futuro. La mayoría de los jugadores, después de un tiempo, suelen notar que sus mentes vuelven a vagabundear, pues a la mente le es muy difícil concentrarse en un solo objeto durante un largo período de tiempo.
La cuestión es mantener la concentración durante largos períodos de tiempo. La mejor forma consiste en interesarse por la pelota. Para ello, resulta preciso no pensar que ya lo sabemos todo sobre ella.
Una cosa que no sabemos acerca de la pelota es dónde exactamente va a picar y cuándo va a hacer contacto con nuestra raqueta o con la de nuestro oponente.

PIQUE - GOLPE
El ejercicio llamado “pique-golpe” - gritamos con fuerza la palabra “pique” en el instante mismo en que vemos la pelota picar sobre la cancha; y gritamos “golpe” en el instante en que la pelota hace contacto con la raqueta, sea de quien sea esa raqueta -, nos proporciona una mejor información sobre la pelota y, al mismo tiempo, nos ayuda a evitar las distracciones.
El hecho de escuchar el ritmo y la cadencia del pique y del golpe ayuda a mantener la concentración durante períodos más largos de tiempo. De esta manera, podemos “jugar sin pensar sobre lo que hacemos”, ya que el consciente estará muy ocupado siguiendo la pista a los piques y a los golpes.
Una de las formas más fáciles de mantener el interés en la pelota consiste en no verla como un objeto inmóvil, sino como un objeto en movimiento.
Durante un punto, debemos concentrarnos en las trayectorias específicas de cada pelota, tanto en las nuestras como en las de nuestro contrincante. Gradualmente, lográremos hacernos más conscientes del ritmo de los golpes alternados en cada punto, y podremos aumentar nuestro sentido de la anticipación. Es este ritmo el que mantiene interesada a la mente y le permite concentrarse durante más tiempo sin distraerse.
La concentración no se logra observando fijamente una cosa. La concentración no es algo que se pueda forzar; tampoco es algo que tenga que ver con pensar mucho acerca de una cosa. La concentración natural surge cuando la mente está interesada. Cuando esto sucede, la mente se ve irresistiblemente atraída hacia ese objeto - o ese sujeto -. Se trata de algo que sucede de forma relajada y sin esfuerzo, sin tensión ni necesidad de control. Dejemos que la pelota atraiga nuestra atención; así nuestra mente y nuestros músculos estarán adecuadamente relajados.

ESCUCHANDO EL SONIDO DE LA PELOTA
Cuando la pelota se estrella contra la raqueta, produce un sonido inconfundible, cuyas características varían considerablemente, dependiendo del punto de impacto, del ángulo de la cara de la raqueta, de la distribución de nuestro peso y del lugar en el que hemos interceptado la pelota. Si escuchamos atentamente los sonidos producidos por una serie de pelotas, pronto seremos capaces de distinguir distintos tipos y matices de sonido.
Recordar ciertos sonidos puede resultar efectivo para activar al computador integrado en nuestra mente. Al escuchar los distintos sonidos, podemos almacenar en nuestra memoria el sonido que produjo un buen golpe; y así, el cuerpo tenderá a repetir los elementos que produjeron ese sonido.
Para algunos jugadores, el sonido de la pelota es más absorbente que la observación de las líneas curvas porque es algo que nunca han hecho antes. El mejor momento para usar la técnica de escuchar el sonido de la pelota es durante las prácticas. Este hábito nos permitirá aumentar el número de golpes bien ejecutados.

SENSACIÓN
Hay dos cosas que todo jugador debe saber en cada golpe: dónde está la pelota y dónde está la raqueta. Si perdemos el contacto con cualquiera de estos dos elementos, tendremos problemas.
El momento crítico en el que hay que saber la posición de la raqueta es cuando está detrás de nosotros, y esto requiere que uno se concentre en las sensaciones. Por consiguiente, para mejorar la precisión y la consistencia tenemos que desarrollar nuestra sensibilidad.
La manera más fácil de ejercitar la sensibilidad consiste en concentrar la atención en el cuerpo durante las prácticas. Prestándole relativamente poca atención a la pelota, podemos concentrarnos en cómo nos sentimos al ejecutar los golpes de la forma en que lo hacemos.
También es útil ser más consciente del ritmo. Cada jugador tiene un ritmo natural propio. El ritmo nunca puede lograrse sólo con fuerza de voluntad; tenemos que dejar que ocurra por sí solo. Al igual que es útil tomar conciencia del sonido de la pelota, también lo es concentrarse en las sensaciones que produce la pelota en el momento del impacto.
En resumen, tomemos conciencia de nuestro cuerpo. Olvidemos los “debería” y experimentemos aquello que ES. Al ampliar el conocimiento sensorial de nuestro cuerpo, aceleraremos enormemente el desarrollo de nuestras habilidades.
En el tenis no hay más que uno o dos elementos de los que debemos tener una conciencia visual, pero hay muchas cosas qué sentir hasta el momento; los sentidos del gusto y del olfato no son cruciales para jugar bien al tenis.

Extraído de


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