Los tenistas de élite requieren de altas demandas psicológicas para poder afrontar los viajes, los entrenos, las presiones y los partidos desde que se inician en su formación hasta que llegan a ser tenistas profesionales y es aquí donde se requiere de la más alta fortaleza mental para diferenciarse de los demás jugadores de alta competencia.
Es vital darle la importancia debida a los aspectos psicológicos para rendir en el tenis de alto rendimiento y no solamente se deben tener en cuenta las variables mentales de visualización, concentración, positivismo, perseverancia, motivación, etc., etc y etc., sino el de tener una técnica depurada para variar los golpes ya que este ingrediente hace mentalmente más fuerte al tenista, ya que le da mucha confianza a su juego y puede recurrir en determinados momentos de un partido en cambiar la fuerza, colocación, dirección, altura y efectos de las bolas como arma táctica para afrontar los rivales que tenga en el camino ya que cada uno es muy diferente al otro.
"He visto jugadores que en una sesión de entreno practican un solo tipo de golpe y se marchan tan contentos ya que le pegan fuerte y profundo a la bola sin botarla. No recrean situaciones reales que ocurren durante el partido. La mayoría debería contar con un programa de preparación variado y tener en cuenta los aspectos psicológicos. Los mejores lo hacen así, por eso precisamente son los mejores", decía una muy reconocida tenista, Steffi Graff.
Muchas veces los errores técnicos al impactar desacertadamente una bola aparentemente fácil redunda nocivamente en la concentración y en la focalización del partido y por ende causa un impacto negativo en la motivación y autoestima del jugador del tenis. Por eso es muy importante entrenar situaciones de partido de bolas cortas, anguladas, altas, con efectos profundos, fuertes, etc y de movimientos hacia adelante, hacia atrás, laterales, explosivos, aceleraciones, frenos, etc., para minimizarlas y evitar que redunde negativamente en la psiquis del deportista.
El término deporte en nuestros días todavía es un sinónimo de una actividad alegre y en la cual uno puede disfrutar. Pero en el deporte de alto nivel ya entran otros factores de presión como son los sponsors, el público, los fans, los medios de comunicación, el ranking, el ego, los resultados y un sinnúmero de etcéteras.
En el tenis de la rama femenina, se han conocido ejemplos como el de una joven profesional "quemada" y retirada del tenis a los 17 años, otra tenista agredida por un espectador y que no pudo volver a jugar, y otro caso de una tenista comprometida en asuntos de drogas y de delincuencia.
Y el tenis masculino no es una excepción y se destacan algunos hechos tales como tenistas multimillonarios totalmente arruinados a los pocos años, juniors que prometen pero que no llegan, tenistas que ganan un gran torneo bien sea ATP-500, ATP-1000 e incluso un Grand Slam y luego desaparecen, etc. Este tipo de noticias no es privativo de la alta competición, pero parece que es allí donde más se producen.
Algún famoso tenista explicó la clasificación del ranking de la ATP y manifestaba lo siguiente: aquellos tenistas que llegan hasta el número doscientos de la clasificación son muy buenos, los que llegan hasta el número cien son demasiados buenos, los que llegan hasta el número 50 son excelentes, los que llegan hasta el número 20 son extraordinarios y los que llegan al top-10 son fuera de serie con la observación de que se pudieran mantener por lo menos dos años en dichas posiciones.
Lo importante, aunque muy valioso no es llegar, lo duro y difícil es mantenerse en tales posiciones durante un tiempo razonablemente largo. Eso da una idea de una clasificación mental y psicológica de los tenistas de alto rendimiento ya que se considera que la gran mayoría tienen una buena y adecuada preparación técnica, física y táctica.
En el mundo hay millones de tenistas que practican el tenis para llegar a ser profesionales pero solamente una insignificante cantidad logran llegar al top-10 de la WTA o ATP y mantenerse allí por un tiempo razonable. Otro grupo permanecen dentro del top-50, otro dentro del top-100 y así sucesivamente, incrementándose el número de jugadores que no llegan ni a los top-300 por diferentes motivos y muchos de ellos se la pasan jugando torneos tipo Futures, Challengers o ATP-250 y una que otra Copa Davis representando a su país porque simplemente no hay tenistas con un ranking más alto. El embudo es muy pequeño en el tubo inferior, donde llegan los grandes tenistas y enorme en el cono superior donde muchos tenistas sueñan llegar.
La gran presión a que son sometidos los tenistas que llegan alto en el ranking posiblemente sea el reflejo de la magnificación que hacen de ellos los medios de comunicación, por el mero hecho de que se trata de personas famosas con las cuáles resulta fácil fabricar una noticia. Basta con pensar en el número de practicantes para deducir que estas noticias espectaculares son mínimas.
De todas formas, es rigurosamente cierto que el mundo del tenis es posiblemente uno de los más visibles dentro del deporte mundial. Dentro de él se pueden obtener grandes beneficios personales, sociales y económicos. Pero también es verdad que tales beneficios tienen unas contrapartidas en términos de costos de adaptación a las demandas que presenta el ambiente a los deportistas que están en la élite igualmente importantes.
Y no necesariamente los jóvenes que empiezan a destacar o aquellos que llegan a conseguir unos niveles de rendimiento elevados están preparados para afrontar esas demandas. De hecho, se les pide que sean unos genios con la raqueta y que además sean buenos relacionistas públicos que cuiden de su imagen y que den a los medios de comunicación aquello que desean, lo cual significa a menudo actuar de manera diferente a como se es; que sean lo suficientemente hábiles como para confiar su preparación y la gestión de su imagen y dinero a personas capaces y de absoluta confianza; y que, además, sean capaces de entrenar lo suficiente como para mantener su nivel o mejorarlo. Finalmente, se les exige que rindan en la cancha con un nivel altísimo y constante. Porque si no, ya se sabe, pierden puntos, el ranquin baja y todo son críticas.
Para acabar de ser ecuánimes, habríamos de considerar si realmente hay más casos "noticiables" en el tenis que en otras actividades de la vida. O, de otra manera, si lo que vemos en el tenis no es más que un reflejo de aquello que pasa en toda nuestra sociedad. La respuesta debe ser que probablemente no. Por dos razones. Por un lado la actividad deportiva actúa en cierta medida como "vacunadora" frente a muchos problemas psicológicos propiciando por sí misma bienestar psicológico.
La otra razón puede ser que el número de los casos de deportistas "quemados" es sensiblemente más bajo que el de aquellos que obtienen compensaciones suficientes de esa actividad que tantas satisfacciones les produce.
Hay otro aspecto apasionante en el tenis, y en el deporte en general, y es la capacidad humana para ser capaces de mejorar el rendimiento. La lucha de los jugadores para conseguir una mayor perfección en su juego en una situación pública, en un aquí y en un ahora en la cancha. El espectador reconoce al que hace que su juego se adapte más y consiga eludir los obstáculos del rival. Una parte importantísima de ese rendimiento tiene que ver con los aspectos psicológicos.
No basta con tener la mejor técnica, la más clara visión táctica o el físico más potente, sino que el tenista ha de poseer otras armas para conseguir que esas otras cualidades se demuestren en la competición. Gana aquél que es capaz de hacer valer esos poderes en la cancha en el preciso momento en que se está jugando. Se trata de eso que comúnmente los comentaristas y el público llaman afán de superación, coraje, espíritu de lucha, capacidad combativa, serenidad, capacidad de recuperación, etc, y que es consustancial del tenis de alta competición.
La psicología deportiva ha evolucionado en el campo del tenis en dos sentidos. Uno positivo, que consiste en entrenar a los deportistas para que sean más eficaces en las prácticas y en la competición gracias a un entrenamiento psicológico bien fundamentado. En otro sentido nos referimos a la ayuda que puede prestar el psicólogo al deportista para sortear esas barreras que no se refieren al juego en la cancha, sino en su vida más allá del tenis. Para resumir este amplio campo y no extendernos hemos optado por explicar tres ejemplos que, aunque no agote el tema, pueden servir para hacernos una idea de situaciones en los que la psicología aplicada no solo puede ayudar a comprender, sino que dispone de recursos para intervenir y mejorar estos procesos.
HECHO 1. MORIR DE ÉXITO
Es un fenómeno bastante común en el tenis. Solemos creer que los deportistas que llegan al éxito deben disfrutar de grandes facilidades para continuar su carrera deportiva. La imagen que nos llega de los medios de comunicación se centra en el éxito y el mensaje es bastante unidireccional: este deportista ha conseguido lo máximo y a partir de ahora debe seguir en esta línea. Y no pensamos en detalles como que estos deportistas puede que no sean capaces de mantener un ritmo de entrenamiento y descanso similar al que llevaban antes debido a que sus agendas siempre están llenas de compromisos con la prensa, instituciones, sponsors, fans, etc.
Otro cambio importante se produce en las relaciones personales. Un tenista con éxito genera grandes ingresos económicos y necesariamente habrá gente muy hábil dispuesta a "colaborar". Los amigos pueden caer en la tentación de colocar al deportista en un pedestal. Y para el tenista resulta verdaderamente difícil discernir si el trato de los demás hacia él es debido a su persona o a sus éxitos.
Este fenómeno es fácil de observar para cualquiera que viva el mundillo del tenis un poco de cerca, además de nuestra propia experiencia. En un estudio realizado con una inmensa mayoría de campeones mundiales de diversos deportes, solo un tercio de ellos fueron capaces de afrontar con prosperidad las demandas añadidas que acompañan a su éxito y de continuar ganando; los dos tercios restantes no fueron tan capaces y no volvieron a reeditar el éxito.
Las demandas sociales son uno de los temas a los que debemos prestar atención si pretendemos entender los determinantes de la conducta de un jugador de tenis de alto nivel. Por todo esto, resulta conveniente y necesario para un tenista de alto nivel poseer recursos en su conducta para manejar todo este ambiente social. Los propios deportistas que han pasado por ello nos ofrecen algunos consejos como los que listamos a continuación:
“No temer mejorar y asumir riesgos como tenista” – “Aprender a filtrar la información y las recomendaciones de aquellos que aparecen, ya que es seguro que se recibirán grandes cantidades de consejos buenos y malos” – “Trabajar para mantenerme positivo, y centrarse en rendir para uno mismo y haciendo lo mejor que puedas. No caigas en la trampa de sentir que has de ser perfecto todo el tiempo porque es lo que se espera de un campeón” – “Buscar y utilizar el apoyo social. Usar la familia, los amigos, y entrenadores para apoyarse, mejor que intentar afrontar toda la presión por uno mismo” – “Buscar y desarrollar capacidades mentales para aprender más sobre el entrenamiento psicológico” – “Desarrollar otras facetas de la vida fuera del deporte, como pueden ser el trabajo, la educación o los amigos. De esa manera, si tienes problemas en el deporte podrás apoyarte en otros temas que te harán sentir bien y de los cuáles enorgullecerte” – “Entrenar más y mejor desarrollando habilidades de manejo del tiempo, incluyendo darse cuenta de cuando hay que dejar el tenis, y recordar que se debe entrenar fuerte y no dar nada por hecho”.
El psicólogo del deporte es un experto en el análisis del funcionamiento del sujeto en relación a los sistemas sociales que le envuelven y más que ofrecer consejos, lo que hace es enseñar al deportista como establecer sus relaciones sociales, cuáles son sus maneras de enfrentarse a ellos y como puede mejorar estas capacidades suyas para lograr mejor sus objetivos. En cierto modo "entrena" al tenista para que pueda soportar la avalancha social y sea capaz de seguir entrenando y rindiendo con garantías.
HECHO 2. NIÑOS QUE ENTRENAN Y VIVEN POR Y PARA EL TENIS.
Los determinantes sociales de que hablamos aparecen ya desde el momento en que se inician en edades muy tempranas los jóvenes tenistas. Se han conocido casos de adolescentes tenistas de gran talento registrados con contratos millonarios a muy temprana edad. Son ejemplos extremos pero representa de alguna manera a todos aquellos niños que empiezan a hacer tenis porque les gusta ya que los que le manejan su ambiente y entorno como padres y entrenadores, lo empujan para que consigan el alto rendimiento sin tener ninguna certeza sobre sus posibilidades.
Y la verdad es que resulta muy difícil mantener un buen equilibrio entre la consecución de los avances precisos para no quedarse atrás en la carrera para llegar al alto nivel por un lado y el necesario cuidado del desarrollo armónico de todas las potencialidades del niño por el otro. El dilema está servido y ya decimos que no es de fácil solución. Pero conocerlo y no apretar sin medida al niño que empieza es el primer paso para evitar que los problemas aparezcan.
Los psicólogos saben a ciencia cierta que no basta con saber que el peligro existe para que se pongan en marcha conductas tendentes a evitarlo. Por eso resulta necesario ejercer otras acciones que pueden adoptar formas variadas. Estas acciones deben ser preferentemente indirectas. Con esto se quiere decir que no es preciso que el psicólogo intervenga directamente con el niño. Una de ellas es el consejo a los padres.
Los padres pueden consultar con un psicólogo para que puedan conocer cómo pueden ayudar a sus hijos para obtener el máximo rendimiento de su deporte respetando y asegurando su bienestar. El psicólogo del deporte anima al padre a invertir en su propio hijo y puede ayudar a ambos a alcanzar los beneficios derivados de la práctica del deporte infantil. Por ejemplo, se tratan las razones por las cuales el niño practica deporte, qué valores aprende y por qué razones lo podría llegar a abandonar.
También se tratan las conductas y los sentimientos del propio padre delante de la actividad deportiva de su hijo y se le instruye en pautas claras y sencillas para ser un buen modelo para el niño. Otro tema importante es el modo en que el padre se comunica con el joven deportista para que dicha comunicación sea en términos útiles y efectivos.
Un último tema, y no por ello menos importante es tratar los aspectos sobre los cuáles debe estar informado el padre cuando tiene que hablar con el entrenador de su hijo. Se explora la utilidad de esta comunicación tanto para evitar problemas como para ayudar al entrenador en su trabajo de educar a su hijo.
El asesoramiento a entrenadores es igualmente eficaz en este sentido. El psicólogo puede ofrecer maneras de adaptar la enseñanza y la comunicación al niño tenista, e incluso puede colaborar con el entrenador para conseguir una mejor comunicación y colaboración por parte de los padres.
HECHO 3: TENISTAS CON UN GRAN NIVEL DE JUEGO, PERO QUE NO OBTIENEN ÉXITOS PAREJOS A SU CLASE
En nuestros días nadie duda de la importancia de los aspectos psicológicos en el rendimiento competitivo en el tenis. Una de las razones es la falta de técnicos especializados en el área de la alta competencia, hay mucho en fundamentación y no es lo mismo manejar jugadores en formación que gestionar jugadores formados para la élite. Pero otra razón la constituye un cierto desconocimiento de los métodos y técnicas concretos de entrenamiento psicológico existentes. Existe una tercera razón, y es un cierto aire de extraño y vergonzante que acompaña al hecho de consultar con un psicólogo. Nadie dice que a un tenista le falte físico solo porque lo vean haciendo preparación física. Y mucho menos que sea malo porque entrena la técnica. Pero. ¡ay de él si se sabe que está entrenando con un psicólogo! Afortunadamente la lógica se va imponiendo poco a poco y este último obstáculo cada vez es menos frecuente.
El deporte del tenis es una actividad en la que domina la precisión unida a la velocidad. Bajo estas premisas hay que tomar decisiones y ser capaz de leer la táctica del encuentro de manera que el tenista pueda tomar alrededor de 1.000 decisiones, se trata de una cifra promedio, seguidas, y cada una de ellas en un tiempo muy corto. El jugador en función de creencias y expectativas previas va consiguiendo un cierto nivel de rendimiento que es analizado en cada una de las paradas del juego.
La estructura del tenis es así: juegas con una intensidad alta y paras aproximadamente medio minuto y vuelves a jugar.... El "juego mental" consiste en ser capaz de adaptarse a ese ritmo. Esto incluye ser capaz de activarse, desactivarse y volverse a activar durante horas. Pero también y lo más importante es saber integrar lo que está ocurriendo y a pesar de ello, es decir se gane o se pierda, poder mantener el mejor nivel de juego de que somos capaces de realizar.
El jugador experimentado normalmente sabe cómo analizar para después ser capaz de "actuar sin que el pensamiento le paralice", o lo que es lo mismo, sabe cómo concentrarse en la jugada que hará a continuación. Y esto no se improvisa, sino que es algo que se construye poco a poco y hay que tener en cuenta que es susceptible de perderse por el influjo de experiencias posteriores. El joven tenista va aprendiendo progresivamente a concentrarse y a mantener el nivel de tensión física apropiado. Pero también va teniendo experiencias que ha de ir integrando y que pueden cambiar su manera de jugar. Veamos un ejemplo de un proceso de este tipo para que podamos entender con posterioridad como se puede entrenar.
Se está jugando un punto importante y nuestro jugador ejemplo lo pierde. Solo es otra bola más perdida. Pero como para este tenista era tan importante comienza a pensar "esto es un desastre, ahora perderé el partido" y se enfada "no tenía que haber jugado de esa manera". Centrado en estos pensamientos va a la siguiente acción. Saque o reste, aparentemente está preparado, pero su atención y confianza están ligeramente mermadas por esos pensamientos que hemos descrito.
Debido a esta pequeña merma en su concentración y decisión, su ejecución es ligeramente mala, lo cual hace que pierda el siguiente punto. "Esto es un desastre", "así no podré remontar".... son algunas de las reacciones ante esta nueva acción.
Así pues, ante un hecho terriblemente común en el tenis como es perder un punto se desencadena una reacción que no ayuda en nada al tenista a ejecutar. Y lo que hay en medio del hecho, perder el punto, y la reacción de nuestro tenista, enfado y con pensamientos negativos, no es más que el funcionamiento psicológico del jugador: es decir, se trata de algo que lo "pone" él mismo, es decir, se auto-destruye mentalmente y se sale del partido.
Nuestro jugador ha "leído" el resultado de la jugada como catastrófica y su conducta posterior se ha visto afectada por esta nueva manera de estar en el partido. Lógicamente nuestro jugador no sabe que se ha puesto él solo en esta situación, ni tiene porqué conocer los mecanismos psicológicos que han intervenido. De todas maneras, alguien que haya jugado tenis debe notar que si ha vivido esta situación, como el hecho de perder una bola, de una manera negativa por razón de sus mecanismos psicológicos, es perfectamente posible que consiga verla de una manera diferente ya que depende exclusivamente de él.
En el fondo de esta manera de vivir el punto hay por las razones que sea, una percepción de amenaza. Nuestro tenista tiene presente en ese preciso instante que perder ese punto era mucho más que eso. Tiene miedo a perder mucho más, los siguientes puntos, el juego, el set, el partido, y con ellos su propia autoestima, la buena opinión que tienen los demás de él, etc. Y ello lo paraliza. No importa que tal pensamiento sea irracional, él lo cree y esta creencia dispara sus emociones que hacen que su brazo se tensione y se encoja y que su concentración se pierda.
Nuestro jugador, de haber rendido bien a nivel psicológico, podría haber pensado que esa bola la perdió porque no corrió lo suficiente para colocarse correctamente y que debía centrarse más para conseguirlo en las siguientes jugadas. A partir de aquí podría haberse dedicado a caminar con calma y a hacer un par de respiraciones profundas para calmarse y ser más eficaz en el resto o en el saque siguiente. Y mientras se dirige a la posición pensará en el tipo de juego que le intentará hacer su oponente y en superarlo. Y sentirá que disfrutará con el desafío que le supone ganarle.
Gracias a haber establecido un buen estado de ánimo y un correcto nivel de activación seguramente le resultará más fácil concentrarse y hacer sus conductas del saque o resto con más eficacia... y es mucho más probable que gane el siguiente punto.
La gente en general y los tenistas en particular creen que este tipo de conductas son " innatas" o "que se tienen o no se tienen".
Esta es una creencia falsa que se mantiene a pesar de que todos hemos visto casos de tenistas que unas veces se comportan con una gran concentración y determinación y otras no, y de que hay tenistas que han sido capaces de rendir a un gran nivel y después han perdido esta capacidad. La gente puede cambiar sus conductas. A pesar de que no es fácil, los tenistas son seres humanos. Igual que se puede entrenar a un tenista para que mejore su drive o su resistencia es posible mejorar su concentración.
Los psicólogos del deporte han ido creando y perfeccionando métodos y técnicas para entrenar estos aspectos. Un procedimiento eficaz de concentración positiva es la famosa "estrategia de entrenamiento de la ejecución entre puntos" para los partidos de tenis, partiendo del hecho que del tiempo total del partido solo se está en juego entre un 20% y un 10% del tiempo, dependiendo de la superficie, y de la presunción que los patrones de pensamiento y conducta en el tiempo de no-juego juegan un papel muy importante en la ejecución motriz durante el juego.
Durante dichos cortos lapsos de tiempo se deben ejecutar con espontaneidad las rutinas mentales de focalización, visualización, atención, concentración y auto-diálogo positivo para planificar la siguiente jugada, punto por punto. Durante los tiempos de no-juego se desarrolla una “secuencia rápida de cuatro etapas” como son la respuesta física positiva, la respuesta de relajación, la respuesta de preparación y la respuesta ritual propia del tenista.
La psicología deportiva ha estado desarrollando una metodología para construir rutinas que abarquen no sólo una situación concreta de la competición como la conducta entre puntos, sino todas aquellas situaciones que son importantes para el rendimiento. En nuestro trabajo intentamos considerar todas las situaciones que se dan en una competición desde e l momento en que el deportista comienza a prepararse para la misma. A esto lo de nominamos Plan de Competición.
Para cada una de estas situaciones intentamos diseñar y posteriormente entrenar cuáles son las conductas idóneas para obtener el resultado competitivo deseado. A continuación presentamos un ejemplo muy simplificado de uno de estos planes de competición. Se trata de un ejemplo hipotético en el que se mezclan conductas de varios tenistas, a pesar de perseguir unos mismos objetivos.
Cada tenista tiene unas características propias respecto a su capacidad para controlar su concentración o para controlar su nivel de tensión, que hacen necesario siempre individualizar para cada tenista los contenidos del plan de competición. Por lo tanto, el ejemplo que sigue tiene una finalidad ilustrativa. Además, se debe tener en cuenta que se describen las conductas con mucho detalle para que se puedan entender. En un plan concreto de un tenista estas descripciones pueden ser muchísimo más esquemáticos y sencillos:
SITUACIONES Y CONDUCTAS
NOCHE ANTERIOR. Si conozco al contrario ya he establecido las tres ideas principales de táctica para jugar. Preparo bien y me aseguro que esté todo el material en el bolsode tenis. Me voy a descansar con tiempo suficiente.
LEVANTARME. Me levanto mínimo 3 horas antes del partido. Vaya a hacer un poco de trote suave por 15 minutos. Después ducha y desayuno ligero y repasar todo el material, que no falte nada.
DESPLAZAMIENTO. Ahora lo único que tengo que hacer es estar tranquilo. Para eso escucho música y me distraigo hablando o pensando en temas diferentes al tenis.
LLEGADA. Controlo dónde jugaré, y a qué hora calentaré y con quien. Evito a la gente, siendo cortés pero firme.
CALENTAMIENTO GENÉRICO. Estiramientos con atención en las sensaciones. Subo el ritmo poco a poco. Calentar brazos y piernas es importante.
CALENTAMIENTO ESPECÍFICO. Comienzo el peloteo dejando que salga la técnica. Caliento cada golpe técnico sin importar el rendimiento.
SERVICIO (ESTRATEGIA DE ENTRADA). 1. Mientras voy al lugar del saque hago una respiración profunda. Voy botando la pelota con la raqueta soltando mis músculos.
2. Me coloco en posición y doy tres botes a la pelota mientras compruebo que estoy en equilibrio. Concentro mi atención en un el punto en el que quiero sacar e imagino mi servicio.
3. Lanzo y saco.
SITUACIONES ESPECIALES
- En el segundo servicio el procedimiento de concentración es exactamente el mismo.
- Si me noto tenso o cansado voy más lento al lugar de saque y hago más botes al recibir la pelota para ajustar la tensión de mi brazo.
- Cuando no tengo claro cómo hacer la jugada no hay prisa. Hago una respiración y trato de visualizar la jugada con calma.
RESTO O DEVOLUCIÓN
Cuando el contrario se coloca en la posición para servir:
1. Respiro.
2. Miro la figura del que saca mientras tengo en todo momento mis pies activos.
3. Reacciono con velocidad y con decisión en mi golpe.
SITUACIONES ESPECIALES
- En el caso que el contrario se pare por cualquier causa o pierda tiempo intencionadamente, es muy importante no perder la concentración pensando. Simplemente, lo que he de hacer es parar el procedimiento y relajarme un momento, hacer unos movimientos y volver a empezar el procedimiento, tan pronto como el adversario se vuelva a colocar en posición.
FIN DEL PUNTO
1. Analizo lo que ha pasado, haya ganado o perdido, solo es un momento. Después olvidar el punto anterior y concentrarme en el siguiente punto.
2. Mientras vaya sacar o a restar me centro en mantener el ritmo. Agresividad y activación justas. Uso palabras de ánimo. Esto debo hacerlo con decisión. No me dejo ir.
3. Una vez en el lugar de saque o resto inicio mi estrategia.
En bolas dudosas o decisiones del juez que me perjudican lo único que hago es dar a conocer mi opinión con firmeza, y si es preciso pido conformidad a los jueces. Una vez se ha decidido, vuelvo a mi pauta con más interés que nunca. Solo es un punto más y si me altero yo seré el único perjudicado.
DESCANSOS
Beber desde el primer descanso, secarme y descansar es lo importante. Si es preciso, repaso las ideas básicas de la táctica y decido si estoy bien centrado. Insistimos en que este ejemplo es solo con fin es ilustrativo, no una receta que sirva para todo el mundo. Es el psicólogo del deporte quien ayudará a construir, adaptar y perfeccionar ese plan para cada situación y sujeto particulares.
Pero obviamente, el entrenamiento no acaba con el plan, sino que éste es el principio. A partir de la descripción del orden correcto de las conductas del tenista hay que establecer una metodología para entrenarlas. Y esa metodología debe incluir cómo hacerlo hasta llegar a la situación de competición con un gran nivel de concentración y focalización en la misma.
Los psicólogos del deporte disponen de técnicas y métodos para conseguir estos resultados. Gracias a ella se determinan que es posible realizar experiencias controladas en las que distingamos qué conductas son más apropiadas para conseguir un cierto rendimiento y que gracias a ellas podamos mejorar los métodos y contenidos del entrenamiento.